Enfermedades y Tratamientos

Obstrucción de vía lagrimal

¿Qué función tienen las vías lagrimales?

El drenaje o salida de las lágrimas se efectúa a través de dos conductos, denominados puntos lagrimales o conductos lagrimales, uno en cada párpado superior e inferior. Desde estos conductos, las lágrimas entran en unos tubitos denominados conductillos, ubicados en la comisura interna de los párpados. Desde allí, las lágrimas entran en el saco lagrimal, una bolsita ubicada cerca de la comisura interna de los párpados, entre los ojos y la nariz.

Las lágrimas descienden desde el saco lagrimal por el conducto naso lacrimal, que drena el líquido en la parte posterior de la nariz. Cada vez que parpadeamos, el movimiento hace que los sacos lagrimales se compriman o estrujen, lo que favorece la salida de las lágrimas que contienen en su interior hacia el conducto naso lacrimal.

¿Por qué se produce la obstrucción de vías lagrimales?

En los niños, la obstrucción del conducto naso lacrimal es un problema bastante frecuente, hasta un tercio de los bebés nacen con este trastorno. Afortunadamente, más del 90% de todos los casos se resuelven alrededor del primer año de vida. En el caso más frecuente de obstrucción lagrimal, existe una membrana congénita que bloquea el conducto lagrimal. Es muy común que esta membrana persista luego del nacimiento, pero se abre espontáneamente con el transcurso de los meses. Generalmente esta condición es causada por el acumulo de detritos celulares y la presencia de pequeñas y frágiles membranas que obstruyen la vía lagrimal.

También muchos niños nacen con un sistema de conductos naso lacrimal insuficientemente desarrollado. Esto se denomina obstrucción congénita del conducto naso lagrimal o dacrioestenosis. Cuanto antes se diagnostique esta afección, menos probabilidades habrá de que se desarrollen infecciones y de que sea necesario intervenir quirúrgicamente.

La demás causas de obstrucción del conducto naso lacrimal son muy poco frecuentes en los niños (sobre todo en los de más edad). Algunos niños tienen pólipos nasales, que son quistes o crecimientos anómalos de tejido en la nariz que acaban en el conducto naso lacrimal. La obstrucción también puede estar provocada por un tumor en la nariz, aunque, de nuevo, esto es muy infrecuente en la población infantil. Los traumatismos en el ojo que cortan o lesionan los conductos naso lagrimal también pueden provocar este problema, pero generalmente la cirugía reparadora en el momento de la lesión impide que se produzca la obstrucción.

En los adultos, las vías lagrimales pueden resultar afectadas por una infección, una lesión o un tumor. Los episodios repetidos de conjuntivitis infecciosa, la rinitis alérgica, los traumatismos faciales y otros mecanismos, a veces de origen desconocido, pueden ocasionar obstrucción de las vías lagrimales. Dicha obstrucción ocasiona un molesto lagrimeo que afecta a la visión y crea humedad y maceración alrededor de los ojos, siendo un caldo de cultivo para su posterior infección (dacriocistitis). La infección provoca lagrimeo, inflamación, dolor, hinchazón y salida de material purulento a través de los conductos lagrimales.

¿Cuáles son los síntomas y signos de la obstrucción de las vías lagrimales?

Los niños que padecen este problema habitualmente presentan síntomas entre el nacimiento y la duodécima semana de vida, aunque también es posible que los padres no detecten este problema hasta que el niño desarrolle una infección ocular. Los signos más frecuentes de que un niño tiene el conducto naso lacrimal obstruido son el exceso de lagrimeo (epifora). También puede presentar pus en la comisura del ojo o despertarse con muchas legañas en párpados y/o pestañas.

Los niños con obstrucción de los conductos naso lagrimales pueden desarrollar una infección en el saco lagrimal denominada dacriocistitis. Los signos de esta infección incluyen el enrojecimiento de la comisura interna de los párpados y una ligera molestia e hinchazón o abultamiento en el lado de la nariz. Algunos lactantes nacen con un saco lagrimal hinchado, el cual provoca un abultamiento azul denominado dacriocistocele.

En los adultos generalmente se manifiesta con lagrimeo de lado afectado y es mucho más frecuente la infección del saco lagrimal (Dacriocistitis). La dacriocistitis puede ser aguda o crónica. Cuando es aguda se forma un absceso y aparece en el ángulo interno del ojo una tumefacción dura, roja, dolorosa, que puede extenderse alrededor párpados y raíz nasal. En la forma crónica, con lagrimeo de larga duración y secreciones a veces mucopurulentas.

¿Cuál es el tratamiento para la obstrucción de las vías lagrimales?

A menudo, el bloqueo del conducto lagrimal congénito (presente al nacer) desaparece por sí solo. Es posible que el oftalmólogo le recomiende masajes en el lado afectado varias veces al día durante un par de meses. Coloque el dedo índice al lado de la nariz del bebé y haga un masaje firme hacia abajo hasta el extremo inferior de la nariz. Esto favorece la desaparición más rápida de la obstrucción y le evacuación de las secreciones acumuladas en el saco lagrimal. En general, el bloqueo se soluciona de esta forma entre los 6 meses y el año de edad. Si su niño desarrolla una infección como consecuencia de la obstrucción de los conductos naso lacrimal, se le recetará gotas antibióticas para tratar la infección.

Si no se solucionara de esta forma, el oftalmólogo puede tener que realizar un sondaje vías lagrimales bajo anestesia general. Este procedimiento consiste en introducir una sonda o alambre delicado a través de la vía lagrimal para eliminar la obstrucción. Este procedimiento tiene una eficacia de entre el 85% y el 95% en niños de un año de edad o menos; la eficacia desciende con la edad del niño. En ciertos casos la obstrucción puede volver a formarse y requerir un nuevo sondaje y la colocación de un tubo de silicona durante unas semanas, que luego se retirará.

En los adultos, la dacriocistitis aguda se trata inicialmente con antibióticos, antiinflamatorios y drenaje quirúrgico. En la forma crónica, con lagrimeo de larga duración y secreciones a veces mucopurulentas, el tratamiento es quirúrgico: se practica una pequeña intervención que consiste en comunicar el saco lacrimal con la nariz, de forma que la secreción lacrimal se evacua por la nariz, este procedimiento quirúrgico es conocido como Dacriocistorinostomía. Esta operación produce un bypass de la vía lagrimal, haciendo una nueva comunicación a la nariz.

Actualmente existe una nueva técnica quirúrgica para el tratamiento de la obstrucción del conducto naso lacrimal. Se trata de la Dacriocistorinostomía endonasal con láser diodo. A través de una fibra de 0.3mm, el láser abre una ventana de desagüe. La intervención no requiere hospitalización, anestesia general y no produce cicatriz externa.

La mayoría de las obstrucciones de vías lagrimales se resuelven con tratamiento conservador. Todo niño o adulto que presente lagrimeo, secreciones mucosas e hinchazón del canto interno debe acudir al especialista para investigar las posibles causas y evitar la obstrucción permanente.

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